Salimos después de muchas vueltas y pueblos pequeñines a la autopista. Durante las primeras horas del viaje no había yo sido conciente del peligro real en el que nos encontrábamos con tan incipiente cabalgadura. Esa tarde supe lo que no sabía, lo culero que se siente que un auto te rebase a mas de 100 Km./h mientras cabalgas sobre 125 cm3 de a menos de 70 Km./h. Acá es donde comprendí por qué es que ahora el miedo anda en moto, las líneas veloces del pavimento, ver de tan cerca la textura del mismo mientras imaginas como raspa y quema al derrapar por él, imaginar en un pequeño intento vectorial la curva que describiría un cuerpo de mi complexión y peso al ser lanzado por lo aires, cuántos metros, que fuerza es necesaria, cuantos Kg. de fuerza en el impacto, que velocidad.
- recuerde, si nos caemos por razón alguna no meta pies o manos, recójalos y espere el putazo, literalmente lo mejor es caer echo bola- dice el monstruo mientras comienza a comer aquello que le definirá para la historia, millas de asfalto.
En tales reflexiones me encontraba cuando intempestivamente el monstruo interrumpió la loca marcha para proponer:
- Busquemos una salida alterna de esta maldita autopista, si logramos llegar a la caseta vivos nos van a cobrar carísimo el peaje, no creo que valga la pena pagar 80 varos por el derecho a ser atropellados por un sicótico que se dirige o regresa, según se va o se viene, de la ciudad de Puebla.
- Es lógico e inteligente lo que propone amigo mío, pero me queda una duda antes de aprobar vuestra propuesta, ¿no es ilegal hacer eso?
- Cállese pendejo! Lo que no está prohibido está permitido, y no veo ningún letrero que diga “no salirse de la autopista antes de la caseta para no pagarla”.
- Si amigo mío pero hay una cerca, que por obvias razones significa no pasar.
- Ah cómo es usted pendejo!, mire bien, no puede pasar un auto, sin embargo acá hay el espacio suficiente como para que pase un peatón o una motocicleta, incluso una cabalgadura animal podría pasar por ese espacio, por ende la cerca aplica para autos, mas no para peatones o cabalgaduras animales o motorizadas. Además acá está esa carretera secundaria y desde esta colina veo que corriendo por ella cerca de 20 km hemos de llegar a la carretera paralela a esta pero sin peaje.
- Ah! bendito sea el derecho y vuestras interpretaciones, benditos los ingenieritos de estas autopistas, bendito…
- Cállese pendejo y ayúdeme a pasar la moto que no lo traje para filosofar!
Posted by Aarón David Flores Olea 21:33
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Y pues todo podría haber ido bien, y de buena manera, de no ser porque hice caso omiso de mi instinto de perro viajero y en el crucero de Amayuca permití que el monstruo en potencia trazara una ruta perdida por las cercanías del volcán. La verdad es que no me quise ver envuelto en una discusión insulsa sobre la ruta más lógica, he decidido dejar que todos aprendamos cagándola.
Allá vamos, fuera de la ruta principal en busca de nuevos caminos, de lugares extraños, intransitados, con lugareños huraños, con perros salvajes, de fríos, cerca, muy cerca del volcán.
Alto muy alto estamos
Lejos muy lejos vamos
Lento muy lento ascendemos
Bello muy hermoso es el paisaje
Antojase para loas antiguas
Sabe a leña el sendero
Huele a limpio el viento
Del color de la tierra la gente
De acento cantado
Si pueess, si pueess.
Allá donde la normal manda
Acá donde se da la trucha
Allá donde el volcán ronca
Acá donde el pavimento se trunca
Allá donde el polvo es la vereda
Ahí donde el pueblo no olvida…
Epazote Cilantro y hierbabuena…
Y en esas andamos andando, Temoac, Zacualpan, Tlacotepec, Tetela, Hueyapan. Afortunadamente ganamos todas las batallas contra los canes, desgraciadamente en la tercera y última batalla dentro de tierras morelenses fui alcanzado por un afilado colmillo en la que de ahora en adelante será la pierna mala, no por las secuelas sino porque como veremos a lo largo del camino(relato), llevará todas las heridas de guerra.
En una vuelta encontramos una pequeña empacadora donde el delicioso olor de un condimento conocido nos llenó la nariz.
- ah! Que rico, cilantro- dijo el monstruo en potencia- mientras aspiraba el aire.
- Epazote pendejo!- repuse mientras castigaba su error con un sape correctivo.
Acto seguido me sentí culpable y pedí ser corregido, lo que olíamos era hierbabuena, ah que par de citadinos tan ignorantes.